Un nuevo análisis de datos sobre más de 118.000 estrellas de nuestra galaxia reunidos en el rastreo del proyecto SDSS (Sloan Digital Sky Survey) revela que las estrellas que orbitan fuera del plano galáctico son raras también por otra razón.
Bastantes estrellas de nuestra galaxia circulan dentro del disco galáctico. Las estrellas de este disco orbitan alrededor del centro de la galaxia. La mayoría de las órbitas están alineadas en un plano, como lo están alrededor del Sol los planetas de nuestro sistema solar. Sin embargo, algunas estrellas orbitan siguiendo rumbos que las llevan por muy encima y por debajo del plano de nuestra galaxia, la Vía Láctea.
El equipo de las astrónomas Judy Cheng y Connie Rockosi, de la Universidad de California en Santa Cruz, se propuso averiguar qué clase de estrellas son éstas, dónde se forman, y cómo han llegado a sus actuales ubicaciones.
Las órbitas de estas estrellas las hacen notoriamente diferentes de las principales estrellas de la Vía Láctea, pero una nueva investigación muestra que también su composición química las hace únicas.
La primera generación de estrellas, la que se forjó a partir de la materia creada directamente por el Big Bang, estaba formada enteramente por hidrógeno y helio. Con el paso del tiempo, esas primeras estrellas convirtieron algo de su hidrógeno y helio en elementos más pesados, como el calcio o el hierro, y cuando murieron, sus elementos pesados pasaron a formar parte de la siguiente generación de estrellas. A medida que iban naciendo nuevas estrellas y crecía el disco de la Vía Láctea, cada generación de estrellas tuvo más calcio, hierro y otros elementos pesados. Por lo tanto, se puede averiguar qué partes de nuestra galaxia han visto varias generaciones de estrellas, simplemente examinando la abundancia de elementos pesados en las estrellas de cada parte de la galaxia.
El equipo de Cheng y Rockosi evaluó el contenido de elementos pesados en miles de estrellas del disco. Cerca del plano del disco galáctico, hogar de las estrellas comunes del disco, las estrellas más cercanas al centro de la galaxia tenían mayor contenido de elementos pesados que las más lejanas. Eso implica que la parte más externa del disco de nuestra galaxia está formada por menos generaciones de estrellas que la parte interior del disco, lo que significa que la Vía Láctea creció desde dentro hacia fuera.
Sin embargo, el análisis de las estrellas que son claramente parte del disco de la Vía Láctea pero que están muy por encima o por debajo del plano del disco, ha revelado que la cantidad de elementos pesados en esas estrellas no sigue la misma tendencia. En cualquier parte fuera de ese plano galáctico donde el equipo de Cheng observaba, las estrellas tenían un bajo contenido de elementos pesados.
No se sabe si estas intrigantes estrellas nacieron con esas órbitas inusuales, o si fueron desplazadas a ellas por algo que ocurrió en el pasado. Lo que sí parece estar claro es que se trata de estrellas muy antiguas.
FUENTE: http://noticiasdelaciencia.com
Comentarios
Publicar un comentario