Un fenómeno observado por vez primera por un antiguo filósofo griego hace 2.300 años constituye el fundamento para el diseño de un nuevo dispositivo que genera electricidad a partir del calor residual de máquinas.
En países como Estados Unidos, más del 50 por ciento de la energía generada cada año se desperdicia en su mayor parte como calor residual disipado en el ambiente por infinidad de aparatos, como por ejemplo ordenadores, automóviles y redes de suministro eléctrico.
El calor puede convertirse en electricidad mediante el efecto piroeléctrico, descrito por vez primera por el filósofo griego Teofrasto en el año 314 aC, cuando él notó que una piedra preciosa denominada turmalina producía electricidad estática y atraía pedazos de paja cuando se calentaba. Al calentarse y enfriarse, la estructura molecular de ciertos materiales, incluyendo la turmalina, se reconfigura y se produce un desequilibrio de electrones que genera una corriente eléctrica.
Zhong Lin Wang y sus colegas en el Instituto Tecnológico de Georgia (Georgia Tech) en Atlanta, Estados Unidos, se propusieron aplicar el añejo conocimiento de ese efecto físico para fabricar un nanogenerador capaz de aprovechar los cambios de calor en el mundo moderno.
Para lograr esto, los investigadores fabricaron nanocables de óxido de cinc y con ellos han preparado un nanogenerador piroeléctrico, que es el primero de su tipo, y que produce electricidad cuando se calienta o enfría.
Los investigadores creen incluso que los nanogeneradores de esta clase podrían producir electricidad aprovechable cuando las temperaturas fluctúan entre el día y la noche. Esto permitiría aprovechar esas u otras fluctuaciones para aplicaciones tales como sensores inalámbricos, diagnósticos médicos y diversos campos de la microelectrónica personal.
FUENTE: http://noticiasdelaciencia.com
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