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El satélite de Salimbeni
Tras este título tan sugerente se esconde uno de los enigmas pictóricos más controvertidos de los últimos tiempos. En un retablo del siglo XVI aparece un extraño objeto que guarda una tremenda similitud con los primeros satélites artificiales que fueron enviados al espacio. ¿Cómo fue a parar a esta pintura un objeto tecnológicamente imposible hace cuatro siglos? ¿O quizás este objeto no tenga nada que ver con satélites ni tecnologías modernas? Conozcamos algo más sobre el famoso “Sputnik” de Montalcino.
Para poder ver este retablo tenemos que viajar hasta la ciudad de Montalcino, a unos cuarenta kilómetros de Siena, en Italia. La pintura se encuentra en la iglesia de San Pedro y fue pintada, junto a otros retablos de la misma iglesia, por el pintor Sienes Ventura Salimbeni, especialista en este tipo de representaciones religiosas.
El cuadro se conoce como “La glorificación de la Eucaristía” y fue ejecutado entre 1598 y 1614, junto con el resto de la decoración pictórica de la iglesia que fue renovada en esas fechas.
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Como su título indica, el cuadro es una representación bastante típica de la eucaristía. En la parte superior se puede observar, sobre una gruesa nube, a Jesús, en la izquierda y a Dios Padre a la diestra, quienes sujetan con sus manos, uno con la izquierda y otro con la derecha, dos especie de antenas que parecen estar enroscadas en una esfera de aspecto sólido y semitransparente. La punta de una de estas “antenas” está rematada por una cruz y la otra por una pequeña esfera. Sobre la esfera se observa una paloma, como representación del Espíritu Santo, que irradia una intensa luz. En el interior de la esfera, y para dar más efecto de esfericidad, se observa una escena de lo que parece ser una habitación con una puerta. Con apenas relieve, una faja ecuatorial circunda la esfera que, con la transparencia, se puede apreciar incluso por la parte trasera y que subraya de nuevo la materialidad del objeto.
En la parte superior de la esfera se observa una mancha circular de color amarillento con cierto resplandor exterior y en la parte inferior, a la izquierda, aparece una protuberancia que se asemeja a los modernos objetivos de las telecámaras, donde incluso se puede adivinar la presencia de una lente.
En la parte inferior del retablo, bajo la nube, se ilustra la reunión de Obispos y Cardenales que tuvo lugar en el Año de Jubileo de 1600, fecha que se señala en el extremo derecho del fresco.
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Satélites Vanguard y Sputnik, creados a mediados del siglo pasado.
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Rodeando a la radiante representación de la hostia eucarística se encuentran los doctores de la iglesia. Curiosamente solo uno de ellos, supuestamente el Papa Clemente VIII, mira hacia arriba y justo ante sus ojos se representa de nuevo una paloma. Pero esta paloma tiene cierto aspecto inmaterial, con transparencias que dejan ver los perfiles del fondo, y justamente se encuentra en la línea que se podría trazar entre los ojos del Papa y el supuesto objetivo de la esfera. ¿Está dibujada esta paloma como una representación holográfica del Espíritu Santo y recreada por la esfera? ¿Se podría interpretar la esfera como un transmisor de conocimientos desde los planos inmateriales a los físicos?
Desde que Roberto Cappelli, profesor de Montalcino, se fijó y comenzó a estudiar esta pintura y, en 1972, firmó el primer artículo en la revista Clípeo titulado “¿Un satélite en el paraíso?”, ríos de tinta han corrido sobre este tema. Como suele ocurrir en estos casos, las opiniones de unos y otros suelen ser distantes y confrontadas. Muchos ufólogos defienden la pintura de Salimbeni como la muestra más clara que se puede encontrar de intromisión temporal y tecnológica del futuro en el pasado, o lo que es lo mismo, la muestra de que los viajes en el tiempo serán posibles en un futuro indefinido.
Por otro lado, está el grupo que defiende que la pintura y la esfera en cuestión es una representación de lo más común y normal en la época, y que simplemente el capricho del pintor al situar y representar los cetros divinos y la esfera celestial del modo en la que se puede ver, han creado toda esta confusión que no tiene ninguna base sólida.
Veamos una pequeña muestra de representaciones pictóricas de la santísima trinidad en otros frescos más o menos contemporáneos.
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Jan preboste titulada “Alegoría cristiana“(París, Louvre).
Pieter Coecke. Santísima Trinidad
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En este caso, y según algunos investigadores, la mancha amarilla superior de la esfera sería la representación del sol y lo que se toma como un objetivo, sería la representación de la luna.
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