La Estación Espacial Internacional (ISS) necesita recibir suministros periódicamente. Allí arriba, en orbita, a 350 kilómetros de altura sobre la superficie terrestre, las tripulaciones dependen de los envíos desde casa: desde agua, comida y aire respirable, hasta combustible para mantener la gran estructura en órbita o piezas de recambio. Más de seis toneladas de material parten ahora en el estreno de la mayor nave espacial de carga que existe, la europea ATV, un vehículo automático del tamaño de un autobús de dos pisos. El lanzamiento se ha producido con éxito esta madrugada a las 5.34 (hora peninsular española), desde la base de Kourou (Guayana Francesa).
El ATV (Vehículo Automático de Transferencia, en inglés) es una nave muy avanzada, que se aproxima a la ISS en órbita y se engancha allí orientándose con sus complejos sistemas GPS y láser, bajo la vigilancia de los astronautas de la base que solo intervienen en la operación si algo falla. Es un desarrollo de la Agencia Europea del Espacio (ESA) y la función que cumple, especialmente desde que dejaron de volar el año pasado los transbordadores de la NASA, es crítica para la estación. Actualmente, tras el final de los transbordadores de EE UU, solo tres socios del programa de la ISS tienen capacidad de transporte de carga: Europa, Rusia y Japón. El carguero europeo tiene tres veces más capacidad que el ruso Progress y algo más que el nipón HTV, resalta la ESA.
España participa con un 5% en el programa, de 1.350 millones de euros
La lista de carga estibada en la nave incluye: agua, 285 kilos; gas (oxígeno y aire), 100 kilos; combustible para propulsión del carguero: 3.150 kilos; combustible para reabastecimiento de la ISS, 860 kilos; a esto se añaden 2.200 kilos de carga sólida que incluye comida fresca para los astronautas, enseres personales, repuestos, etcétera. Lleva, además, un sistema de reciclaje de la orina en agua potable, algo muy importante porque ahora en la estación solo hay un equipo de este tipo y si fallase comprometería la estancia de los astronautas allí.
España debe 95 millones
España todavía debe 95 millones de euros a la Agencia Europea del Espacio (ESA) correspondientes a los compromisos que adquirió, para el periodo 2009-2011, por 677 millones de euros. En la ESA las empresas reciben contratos por un valor total equivalente a la contribución de su país, aunque las españolas logran normalmente una contratación global superior. El presupuesto de la ESA en 2012 es 4020 millones.
Los 677 millones de euros de la aportación española en tres años engloban la cuota obligatoria a la ESA (determinada por el PIB y que ronda el 8% para España) y la aportación voluntaria a los programas opcionales.
De la representación y de España en la ESA y del pago de su cuota se encarga el Ministerio de Industria, mientras que de la gestión técnica se ocupa el Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial (en Economía y Competitividad). Es la doble estructura heredada del Gobierno de Zapatero que provocó en los últimos cuatro años fallos de coordinación y enfrentamientos entre departamentos.
Cada ATV cuesta 200 millones de euros, más otro tanto de cohete y operación de la misión. Pero el desarrollo del programa supuso 1.350 millones de euros. España participa con un 5% y sus empresas han obtenido contratos industriales para el desarrollo del plan por un valor de casi 100 millones de euros, según informa Pilar Román, del Centro para el Desarrollo Tecnológico e Industrial (CDTI). Las compañías españolas facturan 10 millones en la fabricación de cada nueva unidad.
El carguero que parte ahora, bautizado en honor del físico italiano Edoardo Amaldi, es el tercero que se lanza al espacio de esta serie de vehículos (no son reutilizables y para cada viaje se construye uno nuevo). Pero es superior a los dos anteriores, de 2008 y 2011: lleva 1.000 kilos más de carga que el primero (Julio Verne) y 600 kilos más que el segundo (Johannes Kepler). Están en construcción dos cargueros más, para 2013 y 2014. Como el programa de la ISS se ha alargado de 2015 a 2020, como mínimo, cabe esperar que la ESA decida hacer más unidades. Incluso se baraja la idea de usar este vehículo como base para diseñar una nave en la que puedan ir astronautas.
El ATV, según Javier Ventura-Traveset, portavoz de ESAC (la estación de la ESA en España), no es solamente un vehículo de abastecimiento, “sino también de almacenaje en órbita y de remolque de la ISS”. Cuando la nave está atracada en la estación, la bodega, de 48 metros cúbicos, está presurizada, y los astronautas pueden entrar en ella sin escafandra. Y no solo para acceder a los suministros, sino que pueden estar allí como en una dependencia más de la base. La función como remolque se debe a que la ISS va perdiendo altura poco a poco —entre 50 y 100 metros diarios— y hay que elevarla, explicó Ventura-Traveset un acto informativo sobre la misión. El ATV, que puede permanecer hasta seis meses en orbita, encenderá sus motores cada 10 a 45 días para dar ese empujón orbital. También lo hacían antes los transbordadores de la NASA.
La base orbital cae cada día entre 50 y 100 metros hacia la Tierra
Por último, el carguero tiene otra utilidad. Antes de desengancharse de la ISS, los astronautas meterán en el ATV la basura, hasta seis toneladas de desperdicios de todo tipo que hayan acumulado. La nave se separa de la base y se dirige hacia la atmósfera terrestre, donde se destruye.
“Un total de 11 empresas españolas participan en el Edoardo Amaldi”, señaló en ESAC Diego Rodríguez Gomez, de Proespacio, la patronal del sector. Desde componentes electrónicos, software, plataformas de simulación y ensayo o equipos de comunicaciones hasta grandes piezas de los módulos de la nave, componentes del sistema de control y seguimiento de la nave desde Tierra o antenas, la aportación tecnológica de la industria espacial española es muy importante, añadió.
FUENTE: http://sociedad.elpais.com
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